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sábado, 31 de octubre de 2015

Desearía que lloviese



(Música para escuchar de fondo: Phil Collins - I Wish it would rain down)



Desearía que lloviese. Que la ventana se empañe. Que se hicieran venas de agua en el vidrio, serpientes liquidas que me mantuvieran encerrado y me cuidaran de la intemperie. Y de la gente.
Desearía que lloviese para enconder mi lluvia interna entre tantas gotas. Desearía que lloviese porque sí y porque necesito sentir ese ruido rítmico como compañia. Mientras vos no estás. ¿No te das cuenta que no es lluvia? Que es música. Que es caricia.
Y así, me acercaría a la ventana y la empañaría en sudor. Un hálito de ensueños la envolvería. Y haría formas con mis dedos, algunas graciosas, y corazones, y letras, que formarían casualmente tu nombre, desconocido.Y borraría todo con la mano mientras un rayo me refleja en el vidrio, entre mi tanta agua y ante tanto delirio.
"Apagá la luz y acercate", te diría. Para que sientas el frío en tu palma, y mi calor contigo. Y así, en silencio, te explicaría porque tanto te necesito. Porque me explota el alma de besos contenidos. Porque con tan sólo  rozarme, harías que mis lágrimas sonrían, y que hicieran formas graciosas, otra vez, ahora en las muecas de mis ojos achinados, y en mi sonrisa finalmente apaciguada. Con tan sólo rozarme, desfallecer en tus mimos.
Este miedo que paraliza de tenerte, y no tenerte, de buscarte en la quietud, de soñarte y mentirme, fallecer, renacer, partir, partirme, perderte sin encontrarte nunca, jamás.
Desearía que lloviese para que las gotas me cantaran al oído, me negaran el frío, inmenso, bestial, de tu no estar. Desearía que lloviese y contempláramos juntos ese ruido, disueltos en ese río de cascabeles que no se cansan de picar y de espiar.
Sencillamente no entiendo por qué no estás. Si te cuidé. Te abracé. Te adoré y te soñé. Te inventé cuando apenas era un niño, te cambié de formas y de colores a medida que crecía, pero jamás negocié tu alma ni la mía. Si sólo asi se podrán estremecer nuestros sentidos. Tocame el pecho, date cuenta que estalla, date cuenta, date cuenta... que te necesito.
Y cuando tiembles a mi lado por la lluvia, por el viento, por los truenos y tantos ríos, en mis brazos te darás cuenta finalmente que no llueve. Sí. Ya no llueve. Aquí, al lado mío, tengo todo el sol que necesito.

Fabio Barone